lunes, agosto 03, 2009

Empezando

El viernes por la mañana llegaron mis hermanos a Japón. Cuando viajo ida y vuelta a Venezuela, lo hago vía EE.UU. Como esa es la ruta que siempre me ofrecen en las agencias de viaje asumí que esa era la más barata. Resulta que no. Mis hermanos descubrieron que Caracas-París-Ôsaka es más económica y además son sólamente dos vuelos, en lugar de los cuatro aviones que tengo que tomar en la otra ruta.

El viernes por la tarde no hicimos nada muy turístico. Como ellos van a estar aquí un mes estuvimos revisando nuestro ambicioso itinerario. Vamos a pasar por los sitios más importantes de Japón, desde Hiroshima hasta Nikko.

En nuestro viaje pasaremos por Kansai y Tokyo , muchos de los sitios que ya visité el año pasado con Nicolás, Mariana y Roberto. Para no aburrirlos me ahorraré los cuentos que estén repetidos.

El día sábado fuímos a la playa. Al sur de Ôsaka hay una pequeña sección playera, con arena tan gruesa que parecen semillas y con tantas algas en el fondo que el parece sopa de espinaca… Las playas japonesas no son de la más alta calidad.

Fuímos quince personas de varias nacionalidades, incluídas tres japonesitas. Fuímos en tres carros alquilados. Luego de hora y media de viaje llegamos a Pichi-Pichi Beach (playa animada).




Agarramos un área de las designadas para parrilladas y empezamos nuestra barbacoa. Luego de comer nos metimos al mar.




Igual que en Okinawa aquí hay unas islitas de plástico. Fuímos a una y salté desde una de las esquinas. Entro en el agua y siento algo pasar entre mis dedos. Me corté, pensé. Al salir a la superficie veo mi mano, como esperaba, cubierta de sangre.

Regreso a la orilla. Lo bueno de la sal es que, imagino, matará algunas bacterias de la herida, lo malo es que arde mucho en una herida fresca. Una japonesita, Toki-chan, me acompañó hasta el puesto de primeros auxilios.

Lo bueno de la playa es que está en Japón, así que se encuentran todos los servicios que uno puede necesitar, y un poco más. A pesar de que la playa no es muy larga hay dos salvavidas. Hay unos postes con altoparlantes tocando una música japonesa veraniega. También hay un puesto de Primeros de Auxilios.

Las enfermeras que me atendieron no entendían mi herida. Dicen que pudo haber sido un tipo de molusco/crustáceo. Yo creo que fue una soga que ataba la isla a alguna boya, misma que no vi porque el agua estaba muy oscura.



Ya la heria secó, pero todavía tengo que esperar que baje la inflamación. Por lo menos no fue una medusa, porque vimos una…

Con mi espalda quemada y mis dedos bendados regresamos a casa.

Lo interesante del día de ayer fue que fuímos al Bunraku. Bunraku es un tipo de teatro japonés. Es considerado Patrimonio Mundial Intangible por parte de la UNESCO.



Básicamente es teatro de marionetas, con recitación y música de shamisen. Cada marioneta es manipulada por tres personas, quienes están vestidos de negro. Por convención, estas personas son invisibles a la audiencia. Las marionetas son del tamaño de media persona, y con tres artistas dirigiéndolas, sus movimietos son muy realistas. En particular me parecían muy humanas cuando lloraban, pues las convulsiones y poses eran idénticas a las de una persona. Había momentos en que uno olvidaba a los artistas, era sorprendente la inmersión que se puede lograr a pesar de tener tantas personas controlando las marionetas.

Las marionetas hablan através del narrador. La narración es todo un arte de por sí. Con modulaciones y entonaciones exageradas, de una época de shogunes y samurai, lo que dice el narrador es inclusive difícil de entender para los japoneses. Tan es así que se proyectaban unos subtítulos en japonés sobre el escenario. Nosotros contábamos con un audífono con traducción al inglés. Lo bueno de dichas traducciones es que hay comentarios adicionales, donde explican detalles del arte o de los ejecutantes (uno de los músicos que tocó es Tesoro Nacional de Japón), o de la historia de fondo, etc.

Al lado del narrador se encuentra el músico de shamisen (sobresimplificando, es como una guitarra de tres cuerdas). La música no está de relleno. Se supone que la narración y la música son una sola entidad. Tan importante es la unión de música y narración que se espera que narrador y músico sean una pareja de por vida, conviviendo la mayor cantidad de tiempo posible de modo que lograr esa conciencia única necesaria al momento de ejecutar en una obra.

La obra que vimos fue: "Tenpesuto, arashi nochi hare", o "Tempestad, calma luego de la tormenta". Es una adaptación de "The Tempest", obra de Shakespeare. En lugar de duques y reyes de Italia tenemos daimyo de Kyûshû, pero la historia de fondo se preserva, con hadas y todo. Me pareció interesante la adaptación de los nombres, Miranda->Midori, Gonzalo->Gonsaemon, etc. Mas habían muchos nombres que no sonaban como los originales.

Es una lástima que un arte tan complejo y rico esté pereciendo. Según los comentarios tan solo dos personas entraron este año a la tropa. Es fácil de entender que haya tan poca popularidad: es un arte que requiere de mucho esfuerzo y perseverancia, además de que hay que unirse a la tropa a la edad de quince años, al graduarse del 9º grado los estudiantes su unen al grupo como aprendices.

Lamentablemente, fotos y videos estaban prohibidos.

Esta misma noche saldremos para Hiroshima, iremos en autobús nocturno.

Disculpen por un post tan breve, pero quería mantenerlos al día.